Hay veces que en el ser humano aparece en escena la obsesión por un pequeño defecto físico que se convierte en patología. Entonces, hablamos de trastorno dismórfico corporal (TDC) anteriomente conocido como dismorfofobia que comunmente se denomina “miedo a la fealdad”.
El térnimo lo acuñó Enrique Morselli a finales del S. XIX tras observar en docenas de personas el cuadro de la enfermedad.
Definición de la dismorfofobia
Se trata de una preocupación excesiva sobre la apariencia física, por algún defecto imaginario o real (aunque lo distorsionan de forma exagerada), junto con un afán patológico por remodelar esas partes del cuerpo. Cualquier parte que se desvíe de dicho canon, se convierte en firme candidato para ser corregido por la cirugía estética.
Causas
El miedo al fracaso, dolorosamente conscientes de su “supuesta deformidad”. Lo viven como algo muy angustioso. Creen que los demás se van a reir de ellos y los van a rechazar.
En muchas ocasiones se ha puesto de manifiesto la similitud entre la dismorfofobia y el trastorno obsesivo-compulsivo, puesto que ambos trastornos condicionan el pensamiento y la conducta hasta el punto que una persona no es capaz de llevar una vida normal en las principales áreas de su vida, trabajo, familia, relaciones sociales, etc.
Síntomas
Los síntomas mas comunes son:
- Perfeccionismo (sometiéndose a cirugía estética y realizar conductas tales como hidratación y ejercicio excesivo con el objetivo de crear un cuerpo ideal pero inalcanzable y reducir así la ansiedad).
- Percibir que su imagen varía en algo cada vez que se observan en un espejo o superficie reflectante (distorsión de la imagen corporal).
- Comportamientos repetitivos ritualizados (como la aplicación constante de maquillaje; verificar periódicamente la apariencia en los espejos (conductas de chequeo).
- Abuso de alcohol o drogas (a menudo en un intento de automedicarse).
- Problemas matrimoniales o de pareja.
- Problemas para iniciar, establecer y mantener relaciones significativas (tanto las relaciones íntimas como las de amistad).
- Disminución del rendimiento académico (problemas para mantener las calificaciones habituales, problemas de asistencia a la universidad o escuela).
- Absentismo laboral, baja productividad, pérdida de empleo; incapacidad para trabajar o incapacidad para centrarse en él debido a la preocupación por su apariencia.
- Conductas de dependencia o seguridad: dependen de la compañía de un compañero, amigo o familiar. Esto les disminuye la ansiedad.
- Conductas de evitación: evitan salir de casa, relacionarse; o solo salen en momentos puntuales; por ejemplo, por la noche.
- Inferioridad e inadecuación.
- Sentir vergüenza.
- Sentimientos de temor y aversión en ambientes sociales pensando e imaginando que otros notan y se burlan de sus defectos percibidos.
- Comparaciones obsesivas con los demás.
- Baja autoestima; pobre autoconcepto y autoimagen.
- Ansiedad; posibles ataques de pánico.
- Ideación suicida.
- Aislamiento social y familiar; trastorno de ansiedad social (TAS) o fobia social; ansiedad interpersonal; retraimiento o aislamiento social autoimpuesto.
- Ideas y creencias delirantes relacionados con los defectos percibidos.
- Síntomas de trastorno depresivo mayor.
- Comportamientos obsesivo-compulsivos relacionados con los defectos percibidos.
- Pensamientos obsesivos acerca de los defectos percibidos.
Consecuencias de la dismorfofobia o miedo a la fealdad
Esta preocupación excesiva por un detalle físico les lleva a una serie de conductas compulsivas y/o de evitación:
- Invierten gran cantidad de tiempo en intentar camuflar la parte de su cuerpo con la que están disconformes, por ejemplo, llevando el pelo largo, gafas de sol oscuras, llevando mucha ropa incluso en verano, etc.
- Evitan mirarse al espejo o, por el contrario, consumen gran cantidad de horas delante de él para analizar su “defecto”.
- Eluden salir a la calle , encuentros sociales, etc. por la ansiedad incontrolable que les genera la gente y el juicio que, están convencidos, harán de ellos. Este es su verdadera fobia.
- Se comparan continuamente con otras personas.
- Interrogan continuamente a sus familiares y amigos sobre su aspecto.
- Suelen acudir a médicos , dermatólogos y cirujanos plásticos para corregir ese supuesto defecto, no quedando conformes con las soluciones o resultados que se les da, ya que se trata de un problema psicológico, no físico.
- Evitan hacerse fotos o verse en ellas.
Un personaje público que cumplía, probablemente, los criterios para el diagnóstico de dismorfofobia era Michael Jackson, quien hizo de su rostro un proyecto permanentemente inacabado, que se acercaba bastante a las caras de los personajes de los dibujos de los comics japoneses.
Como prevenir la dismorfofobia
La adolescencia y los adultos jóvenes, son etapas de alto riesgo, porque todavía no se ha madurado una plena consciencia de uno mismo. Por eso, a los adultos nos corresponde intervenir a modo preventivo, educando desde la niñez. Educar en valores, hacer entender que el concepto de belleza es muy relativo y muy cambiante, que el encanto de las personas reside en muchos más aspectos que su físico, etc. Y cuando se ve, claramente, un problema de este tipo, hay que buscar cuanto antes ayuda psicológica ya que las consecuencias pueden llegar a ser muy graves.
Tratamiento
El tratamiento psiquiátrico para estos pacientes es difícil, pero con terapia o medicación, incluso los que inicialmente no aceptan que el problema está en su mente y no en su cuerpo, se pueden recuperar.
La cirujía estética no cura la dismorfofobia
Retocarse una parte del cuerpo no tiene por qué implicar ningún sesgo psicológico. Para algunas personas la cirugía estética representa seguridad y autoestima o simplemente sentirse bien consigo mismo. Y normalmente, estas personas que se someten a una operación plástica, suelen encontrarse contentos con los resultados, tras la intervención. Y ahí es donde está precisamente la diferencia. En estos casos, es un deseo real el que motiva a la persona a ponerse en manos de un profesional.
Por el contrario, en el caso de la dismorfofobia, el motor es un intento compulsivo de conseguir la perfección, según el canon de belleza que sigan. Y se colocan una y otra y otra vez bajo el bisturí para corregir supuestas deformidades, sin que tras la intervención, se haga patente mejoría alguna. Nunca quedan del todo satisfechos porque siempre hay algo que se puede perfeccionar más. Es frecuente que sufran además algún grado de fobia social y depresión, por lo que pueden acabar aislándose.
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